Las Comunidades Energéticas Locales (CEL) comparten objetivos, características y un modelo de gobierno específico. El término CEL se utiliza de manera general para referirse a estas comunidades, mientras que el término TEK se emplea específicamente para aquellas establecidas en Euskadi.

El modelo CEL promueve la participación ciudadana en proyectos de energía distribuida, fomentando la generación de energía renovable dentro de la ciudad o municipio donde residen los miembros de la CEL. Para ello, se aprovechan los techos de edificios (tanto públicos como privados) para instalar paneles solares y compartir esa energía en un sistema de autoconsumo compartido. De esta manera, los ciudadanos contribuyen directamente a generar energía renovable local en su municipio.

Estas comunidades están profundamente arraigadas en lo local, con la mayoría de los ayuntamientos involucrados y sus miembros conformados por residentes y pequeños comercios locales. El propósito es que las CEL generen beneficios económicos, sociales y ambientales no solo para sus miembros, sino también para su localidad.

A pesar de su enfoque local, estas comunidades tienen una visión global. Aunque actualmente hay más de 3.000 personas y pequeños comercios que forman parte de una CEL, las más de 60 comunidades constituidas en 295 municipios y 10 Comunidades Autónomas aspiran a aumentar a más de 50.000 miembros. El movimiento no se detiene aquí, con proyectos en desarrollo que podrían alcanzar hasta 100.000 miembros.

En resumen, cada CEL representa un proyecto único profundamente arraigado en lo local, y el conjunto de todas ellas conforma un proyecto con un gran potencial transformador. El objetivo es que los miembros de cada comunidad tomen conciencia del impacto que están generando a nivel local, contribuyendo a entornos urbanos más inclusivos y sostenibles y a la transformación del sistema eléctrico hacia uno más sostenible, descentralizado y democrático.